
Las heridas aún escuecen en el alma
En algún escenario del mundo, ella se calza sus zapatillas. Las tenía apartadas en un rincón desde su última actuación. Se las pone con mimo y las ata intentando evitar las rozaduras. Las heridas están curadas pero aún escuecen en el alma. Sus pies aún no habían sido capaces de enfundarse en la delicadeza del raso rosa. Seguían doloridos y llorosos.
Su último baile era toda su esperanza. Había ensayado, se había preparado. Se sabía la música y los pasos con auténtica precisión. Le costó mucho llegar hasta ahí. Largas jornadas de interminable ensayo, levantándose en cada tropiezo. Su compañero siempre estuvo a su lado. Aplaudiendo entre bambalinas. Recogiéndola del suelo en cada caída, curando sus heridas. A veces, bailaba con ella para que no perdiera el equilibrio y sabía cómo hacer que brillara. Siempre desde la sombra, dejando que el escenario se llenara con su luz.
Aquel día sería el gran debut. Todo estaba preparado para llenar el escenario de delicados movimientos. Las zapatillas y el tutú lucían como nunca. La majestuosidad que provocaban las plumas indicaban que todo estaba en su sitio. Todo menos él. Su ausencia hacía que el escenario pareciera horriblemente descomunal, frío y muy oscuro.
La música empezó a sonar. La respiración se entrecortaba mientras el telón se abría. El calor de los focos recordaba al puro infierno. Cuando los movimientos delicados se empezaron a hacer tensos y las plumas empezaron a caer, no había quien controlara los movimientos en un escenario que parecía girar a toda velocidad. De pronto el suelo estuvo tan cerca que el dolor se hizo intenso. No había nadie para recogerla. No estaba él. Dolía tanto que solo quedaba cerrar los ojos.
Curando las heridas
Las heridas tardaron en curar. Necesitaron tiempo de descanso y mucho cariño. Las rozaduras se resienten pero el dolor las ayuda a cicatrizar. Hoy se calza las zapatillas para bailar de nuevo, sabiendo que siempre habrá alguien que la levantará del suelo cuando caiga. Y que, a pesar de saber que la próxima caída puede ser más fuerte, tiene la certeza de que ella lo es aún más.


Soltar etapas
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