
Pánico
En los momento más duros o en los que, en cuestión de minutos, ves tu vida peligrar o incluso, la de un ser querido, es cuando realmente aprecias el valor de la vida. Las preocupaciones banales se quedan en un segundo plano y das importancia a lo que realmente tiene.
El Pánico se apoderó de mí durante algunos kilómetros
La semana pasada participé en un Trail de montaña. El Trail eran 15 km que discurrían por lugares muy técnicos y se sabía de antemano que iba a ser muy dura. La dureza se agravó por la climatología. El día se presentaba nubado, lluvioso y con mucho viento y frío. Los primeros kilómetros transcurrieron según lo previsto y con las dificultades que ya se esperaban: mucha pendiente, suelo mojado, piedras resbaladizas.
Lo verdaderamente duro llegó cuando había que coronar el pico ya que el terreno era roca que había que ir trepando, sumándole que era resbaladiza igual que si pisaras hielo y la niebla que no te dejaba ver más allá de tres metros. No había balizas porque no se veían y no se sabía por dónde ibas. De pronto me vi sola en medio de la niebla, con un viento terrible y el granizo golpeando mi cara.
El pánico se apoderó de mí por unos minutos hasta que oí un silbato. Me fui guiando por el sonido que se dejaba oía a lo lejos, cuando el viento no soplaba tan fuerte y con mucho miedo me iba acercando hacia el sonido. Después de unos eternos 20 minutos, conseguí llegar hasta la persona de la organización que silbaba para que todos pudiéramos llegar arriba.
Lo que más miedo me dio, a parte de estar perdida fue estar sola y pensar en la dificultad que supondría que tuvieran que rescatarme. ¿Cómo me iban a encontrar?
Una vez que llegué a coronar el pico, quedaba, quizá lo más difícil. Seguir capeando con el viento, la lluvia y la niebla, además de ir bajando a través de rocas que parecían hielo. Me alivió un poco que al ir bajando, la niebla se iba haciendo menos densa.

Cuando consigo llegar a una zona en la que ya se podía intuir un sendero, ya con la mente más fría, me di cuenta de lo que acababa de vivir y sólo quería bajar de allí o encontrarme a algún corredor más por el camino. En ese momento, me vinieron un montón de pensamientos y personas a la cabeza. Las cosas y los retos del día a día eran insignificantes, sólo quería abrazar a las personas que más me importan.
«Las situaciones extremas te hacen valorar lo que es importante»
Es cierto eso que dicen de que las situaciones extremas te hacen valorar lo que es realmente importante para ti. Vivir una experiencia que para mí fue muy dura, me hizo dejar a un lado las pequeñeces por las que me preocupo la mayoría del tiempo.
Quizá sería bueno que viviéramos con esa mentalidad todo el tiempo. Que disfrutáramos de las pequeñas cosas y sobre todo de las personas, siendo siempre conscientes de que en cuestión de segundos, la vida nos puede cambiar.

Miedo
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6 Comentarios
Santiago Nistal
Sensacional. Me ha gustado mucho.
Silvia
Muchas gracias Santiago!!!
Jesus
Son necesarias las tormentas de la vida, y saber gestionarlas para degustar los rayos de sol que siempre permanentes están tras las nubes. ¡Fe!
No hay que desesperar, ni rendirse, no tener miedo. En en la fría noche donde apreciamos el calor de una manta aunque tenga agujeros. Sin pánico, sin miedo a vivir.
Silvia
Eso es!! La vida es un continuo aprendizaje y son estas experiencias no apreciaríamos las cosas bonitas que nos regala la vida!! Muchas gracias por tu comentario Jesús!!
Ray
Silvia, has demostrado que eres muy fuerte. Y también que sabes manejarte en situaciones difíciles .Enhorabuena.
Silvia
Muchas gracias!! Eso es porque tengo unos compañeros increíbles!!!